Uno se pasa la vida desde 2017 diciendo que es Ironman. Que si nadar 3.800 metros, que si 180 km en bici, que si una maratón al acabar «para soltar piernas»… Vivimos de las rentas de aquella gloria pasada. Pero ahora, de repente, vas a ver una competición de un deporte llamado HYROX que básicamente consiste en correr, empujar cosas, arrastrar otras, sufrir mucho y fingir que te lo estás pasando bien, y piensas… «¿Y si esto es lo nuestro para volver a correr y de paso ponernos fuertes?».
Mi primer pensamiento fue sensato: «Lo nuestro es comer hamburguesas, no empujar trineos». Pero el daño ya estaba hecho. El gusanillo ya estaba dentro.
El cálculo peligroso
El HYROX empieza a aparecer en mi feed de Instagram, brillando como un faro para ex-atletas oxidados. Mi cerebro lógico, el mismo que justifica comerse una pizza familiar porque «luego la quemo», hizo un cálculo rápido y tremendamente peligroso: si el Ironman son 14 horas de agonía y esto se liquida en una hora y media, técnicamente es un paseo, ¿no?
En mi cabeza suena espectacular. Me imagino ahí, en medio del evento, intentando explicarle a mis pulmones por qué hemos cambiado el sofá por el Sled Push. Visualizo el momento exacto en el que mi dignidad choca contra el muro de los Wall Balls, lanzando un balón medicinal al techo mientras rezo para que no me caiga en la cara. Sería un espectáculo digno de ver: una lucha titánica entre mi voluntad de acero y mi pasión desmedida por el papeo, todo concentrado en una competición donde, seamos sinceros, lo más funcional que tengo ahora mismo es mi capacidad para detectar restaurantes abiertos en un radio de un kilómetro.
Las fases de ‘mi hipotético HYROX’
Analizando la prueba desde la seguridad de mi salón (y con la mano en una bolsa de patatas), he desglosado lo que sería mi participación:
- 1 km corriendo: Yo pensando: «Bueno, vale, calentando motores. Esto lo tengo».
- SkiErg: Yo pensando: «¿Esto quemará calorías?». Spoiler: No, no quema calorías, quema el alma.
- Trineo (empujar): Empujar como un loco. «¿Por qué empujaría yo un trineo si no vivo en Canadá?».
- Trineo (arrastrar): ¿Por qué arrastraría yo un trineo si no soy un husky siberiano?
- Burpee broad jumps: «¿De verdad hace falta saltar?». El juez te responde que sí, pero tu corazón dice que no.
- Sandbag lunge: Ya todo es no. Mis piernas presentan su dimisión irrevocable.
- Wall balls: Solo quedan 100… «Por favor, denme una pared para apoyarme, no para lanzarle bolas».
Conclusión existencial: ¿Ironman o HYROX man?
Pues igual las dos cosas. Ironman para la épica, HYROX para la supervivencia. Ironman para historias largas, HYROX para historias divertidas (o trágicas, según se mire). Ironman para el recuerdo de 2017, HYROX para el objetivo de 2026…
Me veo cruzando esa meta, con mi camiseta personalizada y el parche que te dan cuando terminas (que ya os podíais estirar más, que la bromita de la inscripción no es barata). Así que cuidado, porque igual en unos meses estoy arrastrando un trineo por IFEMA mientras me pregunto en qué momento exacto de mi vida tomé esa decisión.
Pero oye… ¿Y si me convierto en un H(AI)rox man?
Total, peor que ponerse el traje de licra para el triatlon será complicado.

